Autoría de la publicación
Juan de Torquemada fray
Título de la publicación
Monarquía indiana. Volumen IV
Tercera edición (primera edición UNAM), México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 1975, 2936 páginas, ilustraciones, cuadros y mapa (Historiadores y Cronistas de Indias 5)
Volúmenes
Advertencia | I | II | III | IV | V | VI | VII | Catálogo |
Volumen IV | Libro undécimo | Libro doce | Libro trece | Libro catorce |
Volumen IV. Libro undécimo
Capítulo | Páginas | |
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Tabla de correspondencias | 5-6 | |
Argumento de el Libro Undécimo | 7-8 | |
Prólogo al libro undécimo | 9-10 | |
Capítulo I. Donde se dice cómo no es posible que las repúblicas del mundo hayan podido conservarse en paz y concordia sin cabeza que las rija, y leyes con que sean regidas | 11-12 | |
Capítulo II. Que trata de las partes en que se divide la justicia, las cuales son necesarias para la conservación de la república | 12-14 | |
Capítulo III. Donde se trata de tres modos de familias; y se declara ser las leyes para las comunidades y repúblicas y no para las familias particulares | 14-16 | |
Capítulo IV. De cómo estas gentes indianas vivieron según razón y ley, colegido por lo dicho en los capítulos pasados | 17-18 | |
Capítulo V. De cuando comenzaron y tuvieron principio los monarcas, reyes y gobernadores en el mundo; y por qué modo se introdujeron en sus gobiernos | 18-20 | |
Capítulo VI. Cómo no fue de voluntad absoluta de Dios, sino permisiva, la elección de los reyes y monarcas de el mundo, y cómo pecó el pueblo de Israel en pedirlo | 21-24 | |
Capítulo VII. Que se prueba no sólo ser permisión y tolerancia de Dios el haberse introducido los reyes y monarcas en el mundo, sino también de soberana providencia que los hubiese | 24-26 | |
Capítulo VIII. Donde se dice que aunque la dignidad monárquica y dominio procedió por el modo tiránico dicho, pudo nacer también de otro principio natural | 27-29 | |
Capítulo IX. De tres modos de principado y señorío que ha habido en el mundo, reducidos a tres maneras de gobiernos, con que se han regido y gobernado las gentes de él y los de esta Nueva España | 29-30 | |
Capítulo X. Donde se trata y declara cuál manera de gobierno, de los puestos en el capítulo antecedente, es el mejor y más tolerable | 31-33 | |
Capítulo XI. Donde se trata de el segundo modo de gobierno que se llama oligarchía o aristocracia | 33-35 | |
Capítulo XII. Donde se declara la dignidad que tiene el tercer modo de gobierno de una república, llamado democracia, que es de el común y pueblo; y se prueba no ser de todo punto desechado y haberlo guardado muchas naciones y estos indios mexicanos | 35-38 | |
Capítulo XIII. Del gobierno monárquico que tuvieron las gentes de la Isla Española y del número de sus reyes y reinos | 38-41 | |
Capítulo XIV. De la pacífica gobernación con que los reyes y señores de la Isla Española gobernaban sus reinos, y de la clemencia y afabilidad con que trataban a sus vasallos | 41-45 | |
Capítulo XV. Que trata del mismo gobierno que tuvieron los de las islas de San Juan de Puerto Rico y sus convecinas, en especial las que se llamaron de los Lucayos | 45-46 | |
Capítulo XVI. De los de la tierra firme de la Florida; y se dice de dos suertes de gentes que se han hallado en ella, unos que usan de principado y leyes y otros que ni las usan ni las han usado | 46-47 | |
Capítulo XVII. Que trata de otras provincias y gobierno de ellas | 47-49 | |
Capítulo XVIII. De la gobernación del reino de Mechuacan y reinos de Guatemala | 49-53 | |
Capítulo XIX. De el regimiento y gobierno de las gentes de la provincia y reino de la Vera Paz | 53-55 | |
Capítulo XX. Que prosigue la materia del pasado, de la gobernación de los indios de la Vera Paz y del grande acuerdo y consejo con que trataban cosas de su república | 56-59 | |
Capítulo XXI. Del gobierno de los del reino de Yucatán y otros reinos y provincias | 59-60 | |
Capítulo XXII. De la gobernación de la república y señoría de la provincia de Tlaxcalla | 61-64 | |
Capítulo XXIII. Donde Se prosigue la materia del pasado; y se dice la comutación que se hizo de los oficios y dignidades que tenían en el tiempo de su infidelidad en otros de éste de su cristianismo | 64-65 | |
Capítulo XXIV. Del gobierno y modo de regimiento de la república de Cholulla y Huexotzinco; y cómo sucedían los señores en sus señoríos y estados | 66-67 | |
Capítulo XXV. Que trata de la gobernación y monarquía de Mexico y orden de su república, y del dictado de Cihuacohuatl, que es como en nuestro gobierno el virrey | 67-69 | |
Capítulo XXVI. Donde se trata la gobernación y modo de regimiento del reino y república de Tetzcuco, segundo reino principal de esta Nueva España | 70-73 | |
Capítulo XXVII. De la costumbre que estos indios tenían en las sucesiones de los señores y reyes de Mexico, Tetzcuco y Tlacupa y otras provincias a estos tres reinos grandes y poderosos sujetas | 73-77 | |
Capítulo XXVIII. De las ceremonias que estos naturales hacían en la confirmación de sus reyes, cuando se introducían en sus señoríos y reinos, que son mucho de notar | 77-80 | |
Capítulo XXIX. De las ceremonias, penitencia y gastos que hacía el que en las provincias de Tlaxcalla, Huexotzinco y Cholulla era promovido al dictado de tecuhtli | 80-82 | |
Capítulo XXX. En el cual se prosigue la materia de el capítulo pasado, de la dignidad y dictado de Tecuhtli | 83-87 | |
Capítulo XXXI. De cómo ha sido costumbre antigua ungirse y coronarse los reyes, y cómo también usaron de esta costumbre estos indios de esta Nueva España | 87-90 |
Volumen IV. Libro doce
Capítulo | Páginas | |
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Argumento de el Libro Doce | 91-92 | |
Prólogo al Libro Doce | 93-96 | |
Capítulo I. Donde se trata de tres leyes (conviene a saber) eterna, natural y humana; y se prueba no poderse conservar las repúblicas sin ellas; y se declara su derivación y origen | 97-99 | |
Capítulo II. Cómo los indios de esta Nueva España tenían sus leyes, y cómo no castigaban todos los defectos y pecados de los delincuentes, sino que también permitían y toleraban algunos | 99-101 | |
Capítulo III. De cosas que entre estos indios de esta Nueva España se permitían y disimulaban | 101-102 | |
Capítulo IV. Donde se trata de las leyes con que estas gentes indianas se regían y gobernaban, con las cuales tenían en paz y tranquilidad sus repúblicas | 103-108 | |
Capítulo V. Donde se ponen las leyes que hablan contra los ladrones y se confutan otras antiguas | 108-110 | |
Capítulo VI. De las leyes tocantes y pertenecientes a las guerras y soldados | 110-113 | |
Capítulo VII. De otras leyes extravagantes y diversas que no siguen orden ni especie | 114-115 | |
Capítulo VIII. De los establecimientos y leyes de los indios de los reinos de Guatimala y otras provincias sus convecinas | 116-118 | |
Capítulo IX. Donde se prosigue la materia de el pasado | 118-119 | |
Capítulo X. De las leyes que tenían los indios de la Vera Paz y sus provincias | 120-122 | |
Capítulo XI. De las leyes tocantes a la sensualidad y gente fornicaria, y se declara con qué castigos y penas eran castigados y corregidos | 122-126 | |
Capítulo XII. Que prosigue las leyes de los indios de la Vera Paz, y se notan las que tenían ordenadas en razón de hurtos | 126-128 | |
Capítulo XIII. En el cual se continúan las leyes de los de la Vera Paz, y declaran las que tenían acerca del no mentir, ni levantar testimonios | 129-130 | |
Capítulo XIV. De algunas de las leyes de que usaban las gentes del Pirú, con que se regían y gobernaban aquellos grandes y poderosos reinos | 130-132 | |
Capítulo XV. De algunos casos de permisión que se toleraban en las leyes de estos gentiles indianos y de otros que con rigor castigaron, siguiendo la pena de ellas | 132-136 |
Volumen IV. Libro trece
Capítulo | Páginas | |
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Argumento de el Libro Trece | 137-138 | |
Prólogo al Libro Trece | 139-140 | |
Capítulo I. Donde se trata cómo la mujer fue muy necesaria para el varón y la generación cosa natural a los hombres, a la cual naturalmente se inclinan | 141-142 | |
Capítulo II. Donde se trata del contrato natural y matrimonio, y se dice el lugar donde se celebraron las primeras bodas de el mundo | 142-144 | |
Capítulo III. De algunos ritos gentílicos que muchas naciones de el mundo acostumbraron en sus matrimonios. Y se dice también ser costumbre antigua venderse las mujeres por algún precio | 145-147 | |
Capítulo IV. Que prosigue la materia del pasado y se dicen otras semejantes costumbres | 148-153 | |
Capítulo V. De la manera que tenían los antiguos de contraer los matrimonios; y se declara la que tuvieron estos indios occidentales | 153-158 | |
Capítulo VI. Que prosigue las ceremonias de los matrimonios antiguos y modernos, así de los pasados, como de los presentes indios de esta Nueva España; y se dice ser en ellos muy ordinaria la oración y abstinencia en este acto y contrato y no menos haber sido costumbre antigua | 158-161 | |
Capítulo VII. Donde se trata de los grados de consanguinidad que estas gentes indianas tenían; y se declaran los que son forzosos y de ley natural | 161-165 | |
Capítulo VIII. De cómo entre algunos de los gentiles antiguos se usó casarse hermanos con hermanas y padres con hijas y madres con hijos | 165-172 | |
Capítulo IX. De cómo algunas naciones de estas Indias no tenían muchas mujeres, en general, si no son los médicos | 173-174 | |
Capítulo X. De cómo muchos de los antiguos gentiles tuvieron uso en sus repúblicas de tener las mujeres comunes, sin reconocer marido particular, y que en nuestros tiempos se han hallado algunas provincias que continúan este mal uso | 175-179 | |
Capítulo XI. De la pluralidad y muchedumbre de mujeres que acostumbraron tener diversas naciones de el mundo; y se dice quién fue el primero que recibió dos, y cómo se ha ido continuando esta costumbre hasta los tiempos de nuestros indios occidentales | 179-183 | |
Capítulo XII. Que prosigue la materia del pasado, de la pluralidad de las mujeres, y se dice las muchas que estos indios occidentales tuvieron | 184-186 | |
Capítulo XIII. De cómo entre algunas naciones del mundo se ha acostumbrado tener una mujer muchos maridos, así como en otras un marido muchas mujeres | 186-190 | |
Capítulo XIV. Donde se dice que el intento de los antiguos, en tener muchas mujeres, debió de nacer de la opinión que tuvieron de creer que en la muchedumbre de los hijos consistía la felicidad y buenaventuranza humana | 190-192 | |
Capítulo XV. Cómo ha sido costumbre antigua el uso de el repudio, así entre gentiles como entre los del pueblo de Dios y estos indios occidentales | 193-198 | |
Capítulo XVI. Donde se trata de la costumbre y ceremonias que hacían estos indios en los nacimientos de sus hijos; y se dice de un cierto bautismo o lavatorio con que los lavaban o bautizaban | 198-200 | |
Capítulo XVII. De cómo entre estas gentes acostumbraban los señores y mercaderes dar el parabién del nacimiento de los primogénitos; y se dice el modo que usaban en este acto | 200-202 | |
Capítulo XVIII. De las ceremonias que hacían los guatimaltecos en los nacimientos de sus hijos | 202-203 | |
Capítulo XIX. De cómo levantaban figura los falsos astrólogos de esta Nueva España, acerca de la ventura de el niño o niña que nacía | 203-204 | |
Capítulo XX. Del segundo lavatorio que estos naturales hacían al cuarto día del nacimiento de la criatura, y de todas sus ceremonias | 204-206 | |
Capítulo XXI. De la opinión que los gentiles han tenido acerca del agua, y cómo ha sido muy común creer que limpia y lava los pecados | 206-209 | |
Capítulo XXII. Donde se dice cómo ha sido costumbre de estos indios (y muy antigua entre todas las gentes) poner nombre a las criaturas en su nacimiento; y de cómo muchas veces era el nombre tomado de algún motivo o causa particular que en el nacimiento aconteciese | 209-213 | |
Capítulo XXIII. De los convites que hacían estos indios, en los bateos y lavatorios de sus hijos | 213-215 | |
Capítulo XXIV. De cómo ha sido costumbre de las gentes hacer grandes convites al destetar los niños, y cómo también lo acostumbraron los indios de esta Nueva España, y de la edad que les quitaban el pecho; y se dice la costumbre de estas gentes en dar ellas proprias leche a sus hijos, y se reprueba lo contrario en nuestros españoles y las demás naciones que lo usan | 216-220 | |
Capítulo XXV. De cómo los padres deben criar a sus hijos, y las costumbres que han de enseñarles | 220-224 | |
Capítulo XXVI. Que prosigue la materia del pasado, y de la manera que estos indios y naciones antiguas criaban los niños en congregaciones y colegios | 224-227 | |
Capítulo XXVII. Donde se trata de las cosas que procuraban enseñar los antiguos a los niños cuando los criaban; y lo mismo se dice de estos indios y de cómo procuraban criarlos en todo rigor y aspereza | 227-230 | |
Capítulo XXVIII. Donde se declara la manera con que los reyes y señores de esta Nueva España criaban a sus hijos; y de las buenas costumbres que les enseñaban; y del grande recogimiento de las doncellas | 230-234 | |
Capítulo XXIX. De las amonestaciones que los reyes y señores hacían a sus hijas cuando las entregaban a sus maridos después de casadas | 234-239 | |
Capítulo XXX. De las buenas costumbres que la gente común de esta Nueva España enseñaban a sus hijos | 239-242 | |
Capítulo XXXI. De cómo la agricultura fue común a los hombres en todas las edades del mundo y muy necesaria para la vida humana después del pecado de Adán; y se dice el origen de el arado; y se confutan poetas; y muestra ser cosa muy usada de los indios de esta Nueva España; y se prueba haber comenzado la cultura del trigo desde el principio de el mundo | 243-247 | |
Capítulo XXXII. De cómo usaron estos indios sacar los ríos por acequias y más en los de los reinos del Pirú; y de cómo sembraban otros en cabezas de sardinas y cogían abundantes sementeras; y se trata de otras maneras de labranzas en esta Nueva España | 247-249 | |
Capítulo XXXIII. Del origen de los pastores y arte de pastoría; y se dice haberla usado los patriarcas primeros de el mundo; y cómo también se halló entre los indios del Pirú | 249-253 | |
Capítulo XXXIV. De los oficios y oficiales que había entre estos indios en tiempo de su gentilidad, y de las cosas curiosas que hacían | 253-257 | |
Capítulo XXXV. De cómo curaban sus enfermos diversas naciones del mundo, entre los cuales se refieren los indios de la Isla Española | 258-260 | |
Capítulo XXXVI. Donde se ponen ciertas pláticas con que estas gentes indianas doctrinaban a sus hijos, dignas de ser sabidas y muy provechosas para saberse uno regir y gobernar | 260-265 | |
Plática y exhortación que un padre labrador hacía a su hijo ya casado | 265-267 | |
Exhortacion que hacía una madre a su hija | 267-270 | |
Capítulo XXXVII. De cómo fue costumbre antigua amonestar los padres a los hijos a las buenas costumbres, a imitación de sus pasados, estando cercanos a la muerte; y se prueba ser esta obligación paterna | 270-272 | |
Capítulo XXXVIII. Donde se dice que enterrar los cuerpos de los difuntos es cosa natural y obligatoria | 272-276 | |
Capítulo XXXIX. De la estimación grande en que fueron tenidos antiguamente los sepulcros de los difuntos; y se dice haber sido sepultadas las gentes en las entrañas de la tierra, como cosa natural y necesaria | 277-282 | |
Capítulo XL. Donde se dice de dos maneras que tenían los antiguos de dar sepultura a sus difuntos, y cómo usaron ungirlos con especies aromáticas y preservativas de corrupción | 283-285 | |
Capítulo XLI. De cómo ha sido costumbre antigua las honras funerales en los entierros de los difuntos | 285-291 | |
Capítulo XLII. De los lugares y partes donde los antiguos enterraban a sus difuntos; y se dice ser la misma costumbre de los hebreos; y se dan las razones por qué los enterraban fuera de los templos y poblado | 292-294 | |
Capítulo XLIII. Cómo en esta ley de gracia y evangélica se trocó este estilo de enterrar los cuerpos de los difuntos; y se dicen algunas razones por qué se entierran en los templos e iglesias | 294-297 | |
Capítulo XLIV. De la residencia que hacían los antiguos, después de la muerte de los difuntos; y las ceremonias que en ella guardaban | 297-299 | |
Capítulo XLV. De las ceremonias con que se enterraban los señores de esta Nueva España, y cómo los adornaban para quemarlos | 299-302 | |
Capítulo XLVI. De la solemnidad con que se hacían los entierros y obsequias de los reyes de Mechoacan que es capítulo de notar | 302-306 | |
Capítulo XLVII. De las ceremonias que estos indios occidentales usaban en común en sus entierros | 306-308 | |
Capítulo XLVIII. De la opinión que estos indios tuvieron acerca de dónde iban las ánimas de sus difuntos después de muertos | 308-311 |
Volumen IV. Libro catorce
Capítulo | Páginas | |
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Argumento de el Libro Catorce | 313-314 | |
Prólogo al Libro Catorce | 315-316 | |
Capítulo I. De los embajadores de estas gentes indianas, y cómo hacían sus misiones | 317-322 | |
Capítulo II. De cómo movían sus guerras estos indios occidentales y de las prevenciones que hacían | 322-324 | |
Capítulo III. Que prosigue la materia de el pasado, y se dice cómo se acometían y los lugares que escogían para estos acometimientos | 324-327 | |
Capítulo IV. Que se dice la honra que se hacía al rey o señor que en guerra prendía enemigo la primera vez; y se dicen otras cosas tocantes a la guerra | 327-328 | |
Capítulo V. Donde se dicen las insignias y vestiduras que los reyes, en especial los de Tetzcuco y Mexico, usaban, así en la paz como en la guerra, y las que daban a sus hijos y otras personas | 329-331 | |
Capítulo VI. De los oficios y oficiales de la casa real y corte de estos reyes indianos, y nombres con que se diferenciaban unos de otros | 331-332 | |
Capítulo VII. Cómo se repartía el suelo de las repúblicas, y de la manera cómo se gobernaban en la posesión de las tierras y pagos que tenían | 332-334 | |
Capítulo VIII. De cómo se recogían las rentas reales de estos reinos de Mexico, Tetzcuco y Tlacupan | 334-336 | |
Capítulo IX. De los presentes con que saludaban antiguamente y fue costumbre de estos indios, y de los acompañamientos de los reyes | 336-338 | |
Capítulo X. De cómo los indios usaban del vino antes y después de la Conquista y de la pena que le daban al que se embeodaba | 338-339 | |
Capítulo XI. De la manera que estos naturales tenían de bailes y danzas; y de la gran destreza y conformidad que todos guardaban en el baile y en el canto | 340-342 | |
Capítulo XII. Del juego de la pelota, del palo, de los matachines y patolli | 342-345 | |
Capítulo XIII. De los mercados que había y hay en estas Indias, que llaman tianquiztli, en especial de los que había en esta ciudad de Mexico | 345-348 | |
Capítulo XIV. Que prosigue el mercado, o tiánguez, que en Mexico y otras ciudades y pueblos de esta Nueva España había y hay de presente | 348-352 | |
Capítulo XV. De donde tiene origen la sujeción de los esclavos desde sus principios, y se dicen las maneras de ellos, y haberlas habido en estas Indias | 352-355 | |
Capítulo XVI. Que trata la manera que estos naturales indios tenían de hacer esclavos, y de la servidumbre a que los esclavos eran obligados | 356-358 | |
Capítulo XVII. Que prosigue y acaba la materia de los esclavos; y se declaran las condiciones de esta servidumbre y cuáles eran los que se podían vender o comprar | 358-361 | |
Capítulo XVIII. Que trata del color de estos indios occidentales y las causas que dan hombres doctos del color negro | 361-363 | |
Capítulo XIX. Donde se prosigue la materia del pasado y se prueba ser el color negro nacido de la maldición que Noé echó a su nieto Canaan | 363-367 | |
Capítulo XX. De la necesidad que hay en las repúblicas de los castigos corporales, y cómo eran muy severos estos indios en ejecutar sus leyes | 367-368 | |
Capítulo XXI. Por qué daban premios los indios en las victorias, triunfando de sus enemigos, y cómo los triunfos han sido muy antiguos | 368-370 | |
Capítulo XXII. De los ladrones que había entre estos indios en tiempo de su infidelidad, y fantasmas o estantiguas que de noche se les aparecían a estas gentes indianas | 371-373 | |
Capítulo XXIII. De la conmutación que estas gentes hacían de las cosas que tenían, trocando unas por otras, costumbre antigua en el mundo | 374-375 | |
Capítulo XXIV. De la buena y proporcionada manera de cuerpos y facciones de estas gentes indianas; y de cómo, en su gentilidad, se aseaban los rostros, y se dicen las causas de ello | 375-377 | |
Capítulo XXV. Que prosigue la materia del pasado y se dice la hermosura de estas gentes y maneras que tenían de formar las cabezas | 378-379 | |
Capítulo XXVI. Donde se dice cómo estos indios comían carne humana, y el origen que pudo tener este vicio | 380-382 | |
Capítulo XXVII. De lo que acostumbraban los mercaderes de esta Nueva España para haber de salir a diversas tierras con sus mercancías, y de las pláticas que les hacían, que es capítulo muy de notar | 383-385 | |
Capítulo XXVIII. De la diferencia que hay entre estos indios, que con común lenguaje se llaman bárbaros | 385-387 | |
Capítulo XXIX. De otra manera que hay de bárbaros en el mundo, en la cual se incluyen algunas naciones de estas Indias, que los nuestros llamaron chichimecas | 387-389 | |
Capítulo XXX. Que trata de algunos volcanes que hay en estas tierras de Indias, y de la nieve que engendran, y sus naturales calidades | 389-391 | |
Capítulo XXXI. Donde se ponen las razones de cómo se puede causar este fuego en estos lugares | 392-394 | |
Capítulo XXXII. Que prosigue la materia de los volcanes y se dicen cosas prodigiosas de su fuego | 394-397 | |
Capítulo XXXIII. De la horrible y muy espantosa boca que llaman de infierno, que es el volcán de la provincia de Masaya, en la nación de Nicaragua, y de su sitio y forma | 397-403 | |
Capítulo XXXIV. Cómo muchos han creído ser boca de infierno este volcán de Masaya, y su fuego el mismo que el de los condenados, y se contradicen sus razones | 404-406 | |
Capítulo XXXV. De los temblores de tierra; y se dice ser muy ordinarios en estas Indias | 406-409 | |
Capítulo XXXVI. De algunos ríos particulares y aguas soterráneas que hay en estas Indias, que son muy de notar | 409-411 | |
Capítulo XXXVII. Donde se refieren algunas lagunas y aguas particulares que parece que hacen admiración | 412-414 | |
Capítulo XXXVIII. De las aguas calientes que hay en universal por este mundo indiano, y otras aguas de efectos particulares | 414-515 | |
Capítulo XXXIX. Donde se dice de una cordillera de sierras que corren por más de dos mil leguas en esta Nueva España, y cosas particulares de ellas | 416-419 | |
Capítulo XL. Que prosigue la materia del pasado, y se dicen los grandes ríos que hay en esta tierra y lugares donde nacen | 420-423 | |
Capítulo XLI. Que trata de otras sierras y cosas maravillosas de ellas | 423-426 | |
Capítulo XLII. De árboles particulares y muy provechosos que hay por estas tierras indianas | 426-428 | |
Capítulo XLIII. De árboles muy provechosos que estilan de sí diversos licores y resinas | 429-430 | |
Capítulo XLIV. Del pájaro huitzitzilin, que parece particular milagro de naturaleza | 430-432 |